La crianza inclusiva materializa el derecho que tenemos todos a pertenecer, que va mucho más allá de integrar o de evitar la segregación. Y es que, según la UNESCO, la inclusión es un enfoque que responde de manera positiva a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, ya que entiende que no es un problema, sino una oportunidad para enriquecer la sociedad. Esto se logra a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales y en las comunidades.
¿Cómo impulsar una crianza inclusiva desde los primeros años de vida?
Para criar niños inclusivos, es fundamental que vivan la experiencia de ser incluidos desde muy pequeños. De hecho, si aspiramos a una sociedad inclusiva, necesitamos crear experiencias que hagan sentir a nuestros hijos que son parte de la familia y la sociedad, valorando sus talentos, características e incluso sus dificultades físicas o mentales.
Este enfoque va más allá de lo que un niño pueda hacer. Más bien se refiere a cómo les ayudamos a percibir que su presencia y su esencia son importantes para su entorno. Y es que todos queremos sentirnos incluidos y que nuestras diferencias sean vistas como un enriquecimiento. En este sentido, la clave es generar experiencias de pertenencia e inclusión durante la primera infancia para que ellos puedan fomentar actitudes inclusivas en el futuro.
Ejemplo de crianza inclusiva
Pedrito es un niño de tres años muy cauteloso que se pone tenso al bajar los primeros peldaños de la casa. Su hermano Juan tiene seis años, es bastante más intrépido y tiende a caerse con facilidad. La mamá sabe qué necesita cada uno de sus hijos: Juan demanda más su atención cuando hace una pirueta y salta, en cambio, Pedrito cada vez que no se atreve a hacer algo.
En lugar de ver estas diferencias como "fallas", ella las percibe como oportunidades e intenta transmitirle este enfoque a sus pequeños. Para ello, ha generado instancias para que ambos se ayuden ante la dificultad del otro. Pedrito se apoya de Juan cuando no se atreve y Juan ha aprendido a ser más delicado y prudente cada vez que ayuda a Pedrito.
Claves para fomentar una crianza inclusiva
La crianza inclusiva genera ambientes donde nuestros hijos se sienten aceptados y valorados. A continuación, se presentan algunas claves prácticas para llevar este enfoque al hogar.
Reconocimiento y estímulo individual
Todos los niños necesitan sentir que sus características aportan valor al mundo. Para ello, muchas veces un comentario sencillo puede ser suficiente. Por ejemplo: "¡Hiciste un círculo tú solito con tu color favorito!" o "¡Qué fuerte empujaste el carrito!". Y es que en la medida en que un niño, más allá de sus características, siente que pertenece y puede dejar un impacto positivo en la sociedad, aprende a hacer lo mismo por los demás.
Esta primera experiencia de autoaceptación debe venir de sus principales cuidadores, ya que estas figuras son las primeras en forjar el amor propio en el niño. Y cuando un niño que se siente amado y capaz, no necesita demostrar que es mejor que los demás.
Alineación de los adultos involucrados en la crianza
Para impulsar una crianza inclusiva es importante que tanto los papás y las mamás, como los abuelos, las redes de apoyo y los futuros educadores estén alineados. De esta forma, el niño experimenta desde distintos puntos de referencia que el entorno lo incluye y acepta tal como es. Además, cuando un niño ve que los adultos de su vida hablan y practican el mismo lenguaje inclusivo, entiende que la diversidad es una norma en su mundo.
Cooperación por encima de la competencia
Es importante que nuestros pequeños sientan que forman parte de un equipo donde todos se apoyan en las dificultades y se potencian los talentos para el bien común. Por ejemplo, en los juegos familiares o entre hermanos podemos fomentar la cooperación, en vez de las diferencias individuales, para crear experiencias de aceptación y colaboración colectiva.
Interacción con personas de diversas realidades
Si se da la ocasión, es beneficioso que los niños interactúen con personas de distintas realidades, para intercambiar vivencias, siempre desde el respeto y sin forzar la relación. Por ejemplo, si el hermano de un amiguito tiene una discapacidad, permitir que el niño aprenda a relacionarse con él como con cualquier otro niño, socializando con naturalidad y respetando sus límites personales. Esto puede ayudarle a establecer nuevos significados sobre su entorno. En este caso, puede comprender que: “no todos los niños pueden correr, pero aun así, este niño puede jugar a la pelota empujando su silla de ruedas”.
Crianza inclusiva, un tesoro compartido
Gracias a la crianza inclusiva les enseñamos a nuestros pequeños desde una edad temprana a valorar las diferencias y a vivir en comunidad. De esta forma, les damos las herramientas para construir un mundo en el que todos pueden encontrar su lugar y en el que la diversidad es un tesoro compartido.
FAQs
¿Qué es la crianza inclusiva?
La crianza inclusiva es un enfoque que busca que los niños crezcan en un ambiente donde se valoren y respeten las diferencias individuales, fomentando en ellos un sentido de pertenencia y respeto por la diversidad.
¿Por qué es importante fomentar la inclusión desde el hogar?
El hogar es el primer espacio social de los niños. Enseñarles a ser inclusivos desde pequeños les ayuda a desarrollar la empatía, el respeto y una visión positiva de la diversidad, habilidades que usarán toda su vida.
¿Cómo puedo enseñar a mis hijos a ser más inclusivos?
Puedes hacerlo a través del ejemplo, reconociendo y valorando sus talentos únicos, y promoviendo experiencias de cooperación y respeto hacia los demás, sin hacer comparaciones ni juicios.
Enlaces relevantes de información:
https://www.unesco.org/es/education/inclusion https://www.tomamosimpulso.com/seguros/es/particulares/blog/familias/inclusion-familiar.html