Una vez que el bebé llega a casa se abre un universo de preguntas que los padres deben estar listos para responder. ¿Cómo cuidar a un recién nacido?, ese es el tema central que engloba toda la incertidumbre que se genera por todo aquello que hay que hacer sin fallar y aprendiendo sobre la marcha.
Los recién nacidos tienen características muy especiales que hay que conocer de antemano para poder cuidarlos de manera correcta. En los primeros días y semanas, el guagua presentará un aspecto diferente al que solemos imaginar o al que vemos en películas y series.
Por empezar, hay que saber que los recién nacidos tienen circulación sanguínea lenta e inestable. Esto hace que sea habitual que su piel tome un color rojo oscuro y que también presenten las manos y los pies con un tono más bien azulado. Esto se acentúa mucho más cuando las extremidades están expuestas al frío.
Otro signo que es importante conocer es el color amarillento que muchos niños pueden llegar a tener. Esto se relaciona íntimamente con la inmadurez del hígado en los primeros días de vida y el aumento de los niveles de bilirrubina por encima de lo normal.
A esto hay que sumarle las manchas azules que pueden aparecer en las nalgas y en la espalda que se van solas con el tiempo y que no tienen injerencia alguna sobre la salud del bebé. Las manchas pueden estar alojadas por períodos que se pueden extender hasta el año, es por eso que es necesario saberlo para no entrar en pánico por cuestiones que son comunes.
Si bien cada niño presentará dificultades muy particulares de acuerdo a las condiciones y el estado de salud con el que llegó al mundo, las fontanelas, la estimulación de los sentidos y el cuidado del ombligo son cuestiones que en todos los casos se atienden con mucha atención.
En primer lugar los padres deben saber que los recién nacidos tienen fontanelas permeables. Las fontanelas son conocidas habitualmente como “molleritas” y se las podría describir como las zonas blandas de la cabeza donde no se palpa hueso. Las mismas se cierran a medida que el bebé va creciendo y se estima que el proceso finaliza al año de vida.
Se trata de una zona de la cabeza que es muy frágil y que se debe atender con mucho cuidado. Evitar golpes, caídas y cualquier tipo de exposición al peligro es tan importante como tener una observación periódica de un profesional de cabecera que pueda hacer un seguimiento del estado de las fontanelas con el paso del tiempo. De esta manera se certifica un desarrolló óseo correcto.
En la misma línea, la guagua puede tener la cabeza moldeada después de un parto extenso. La forma que presente durante esos primeros días la cabeza se puede relacionar íntimamente con el modo en que salió del vientre de la madre.
Generalmente la cabecita de los recién nacidos tienen una forma más alargada después de pasar por el canal de parto. Hay que tener presente que en algunos casos pueden tener céfalohematomas. Básicamente consisten en acumulación de sangre debajo del cuero cabelludo que se originan por el traumatismo del parto y que se reabsorben solos con el tiempo.
Por otro lado, los padres también tienen que saber que el guagua puede tener los ojos hinchados, las orejas dobladas y hasta la nariz tapada por secreciones. Todas estas son características más que habituales durante los primeros días de vida.
El ojo del recién nacido puede observar a 20 centímetros de distancia, es muy sensible a la luz y tiene la capacidad de ver en tres dimensiones. En conexión con esto, vale recalcar que la atención a estímulos auditivos se desarrolla desde la semana 28 en la panza de la madre. Básicamente funciona con el niño girando sus ojos y posteriormente su cabeza en dirección al estímulo auditivo.
A su vez hay que señalar que el abdomen del recién nacido es habitualmente globuloso. En los primeros días conservan restos de cordón umbilical, estos deben secarse y caerse en 5 a 15 días aproximadamente. Además, es normal que los bebés presenten alguna hernia umbilical porque los músculos abdominales aún son débiles.
De allí viene la vieja tradición en la que muchas familias durante el siglo XX solían vendar o fajar al bebé para corregir esta condición que se da en las primeras semanas de vida. Con el paso del tiempo y los avances de la ciencia, quedó en evidencia que no hay necesidad de realizar ninguna acción de este tipo. A medida que el niño se siente y pueda pararse va a fortalecer sus músculos y como consecuencia va a corregir las hernias.
Tips de cuidados básicos para recién nacidos
Higiene del cordón umbilical
Es más que importante mantener el cordón umbilical limpio hasta que llegue el momento en que se caiga naturalmente, situación que suele ocurrir entre los cinco y diez días después del nacimiento. Para higenizar de manera correcta se recomienda utilizar agua y jabón, utilizar suero fisiológico y evitar infecciones con aplicación de clorhexidina.
Controlar los hábitos de sueño
Los recién nacidos se caracterizan por tener períodos de sueño muy irregulares, es por eso que se hace importante seguir una rutina de sueño estricta desde los primeros días y que se pueda cumplir casi a rajatabla. De esta manera se busca que el bebé duerma siempre a las mismas horas para facilitar que pueda seguir con un patrón de sueño bien marcado.
Cada familia conoce como a nadie a su guagua y sabe encontrar la forma ideal para poder ayudarlo a dormir. Generalmente un baño relajante, alimentarlo o dar un paseo para inducir el sueño son técnicas eficaces. Sin embargo, lo más importante y lo que va a marcar realmente la efectividad de las acciones es que todas estas actividades se realicen a la misma hora del día.
Vigilar la postura para dormir
Al momento de dormir, los pediatras suelen recomendar acostarlo boca arriba o hacia un costado. Es más que importante que su colchón sea firme y que no tenga cerca objetos que puedan dañarlo de alguna manera, tanto como juguetes duros, peluches o ropa. En el caso de que durante la noche la guagua se tope con objeto en su movimiento, este podría generarle una dificultad para respirar.
Los cólicos que no se conviertan en una pesadilla
Desde la segunda semana de vida y por lo menos hasta los cuatro meses, tu bebé va a sufrir de cólicos. Esto va a desatar un llanto enérgico que muestra la irritabilidad que le genera estas molestias estomacales. Es un cuadro habitual y al que los padres le temen mucho.
La “crisis por cólicos” se presenta después de que el guagua haya tomado leche y puede extenderse entre dos a tres horas aproximadamente. Los cólicos pueden presentar múltiples factores causales, pero no hay una definición científica que precise con exactitud el origen del malestar ni tampoco un tratamiento eficaz.
A los padres se les recomienda tener mucha paciencia hasta que el episodio culmine. Entre las técnicas más comunes para evitar que se generen cólicos se destaca mantener la lactancia materna y evitar la lactancia artificial. En el caso de que no sea posible darle leche materna, se suele aconsejar tener regularidad de horarios en las ingestas de leche artificial. De esta manera se busca que el recién nacido pueda tener un proceso de digestión y absorción.
Por otro lado, también se aconseja que la alimentación del bebé sea en un ámbito relajado. La madre tiene que estar pendiente de que el bebé absorba la menor cantidad de aire posible y posteriormente a la toma se deba asegurar de que expulse los gases. Para esto tiene que colocar a la guagua en los hombros y darle pequeños golpecitos en la espalda. Otra forma es hacerle masajes en el abdomen o realizar movimientos circulares con sus piernas imitando el movimiento de una bicicleta.
No alimentar al bebé de más
No hay una tabla o un manual guía que marque con precisión la cantidad de tomas necesarias para alimentar a un recién nacido. Los profesionales de la salud recomiendan que se le alimente a demanda y que no se dejen pasar más de tres o cuatro horas entre cada toma.
Tu niño en las primeras semanas de vida va a tender a dormir mucho y se va a despertar cuando tenga hambre. Lo que hay que tener en claro es que el bebé sabrá comunicar cuando no quiere más o está satisfecho. Si al darle el pecho o la mamadera notamos que se aparta, es momento de finalizar ese momento de alimentación. No se recomienda forzar al bebé para que siga tomando la leche.
Mucha delicadeza para bañarlo
Si bien puede dar cierto miedo, se recomienda bañar al bebé a diario, incluso si todavía no se le cayó el cordón umbilical. Eso sí, hay que tener en claro que la temperatura del agua debe ser parecida a la temperatura del cuerpo, es decir que tiene que oscilar entre los 35 y 36 grados centígrados. En estos primeros baños se usa un jabón neutro y en una muy pequeña medida.