Debido a los grandes cambios que ocurren durante el embarazo, la mujer está obligada a modificar sus hábitos de vida. Te damos algunos consejos para sobrellevarlos. El cuerpo de la mujer está hecho para adaptarse a los cambios que se presentan en el embarazo.
Aún así, el organismo debe trabajar mucho para abastecer al bebé en desarrollo, por lo que es fundamental cuidar la nutrición y al ejercicio, a fin de aumentar la resistencia, mantener el nivel de energía y disminuir el grado de incomodidad. Durante el embarazo consumes más energía, por lo que debes alimentarte bien para satisfacer las necesidades de ambos. Entre los cuidados que hay que tener están la ingesta de comida (aumenta entre 200 y 300 calorías diarias) y la subida de peso (entre 9 y 15 kilos), correspondiendo en gran medida al bebé, al útero y al líquido amniótico.
Si bien la etapa del embarazo no es para empezar una dieta, es importante dejar de lado el mito de “comer por dos”. Debes comer hasta satisfacer tu apetito y punto. A medida que avance el embarazo, verás que te costará ingerir mucha comida de una vez. Debido a eso, es bueno comer en pequeñas cantidades con frecuencia. Ten a mano alimentos saludables y nutritivos como frutos secos, tortas de arroz, tostadas, queso de bajo contenido graso, yogurt, jugos de azúcar, verduras y frutas frescas.
Respecto al cuidado corporal, debes saber que las hormonas del embarazo tienen un fuerte efecto en los dientes, el pelo, las uñas y la piel. Puedes tener algunos cambios temporales, como el ablandamiento de las encías debido a la progesterona; como sangran con facilidad debes cuidar tus dientes y encías. Acude al dentista al empezar el embarazo, y dile que estás embarazada para que tome precauciones con los rayos X, que pueden afectar el desarrollo del bebé.
Tu pelo puede cambiar de liso a crespo y viceversa. Además, el embarazo suele prolongar la etapa de crecimiento, engrosando el pelo fino, y volviendo reseco el grueso. También puedes sufrir la caída del pelo, lo que se puede experimentar después del parto; pero no te preocupes que volverá a crecer.
En cuanto a las uñas, crecen más rápido, pero se quiebran más fácilmente en el embarazo, por lo que es bueno mantenerlas cortas y usar cremas hidratantes para que no se resequen.
La piel se vuelve luminosa debido a los estrógenos, pero si tu piel es seca se pondrá más seca y si es grasa, más aceitosa. En el rostro y el cuello pueden aparecer manchas oscuras (cloasmas), las que desaparecen posteriormente. Todas las pieles profundizan su coloración. Los pezones adquieren un tono oscuro y aparece una línea por debajo del ombligo en tono marrón. También los capilares del rostro se dilatan (nevus arácnidos). Todos estos efectos se borran más tarde.
Es común que se produzcan estrías en el vientre, los muslos y los pechos debido a la escasez de proteínas en la piel por el elevado nivel de hormonas del embarazo. Es por esto que suele ser inútil tratarlas con cremas o aceites. La mayoría desaparece después del parto.
Un problema constante es la fatiga, de gran intensidad, sobre todo en el primer trimestre las útimas 8 semanas. Es un agotamiento tan marcado que la mujer siente que no tiene energía para lo más mínimo. En las primeras etapas, la mujer suele estar sedada por los altos niveles de progesterona, acelerándose el metabolismo para satisfacer las necesidades del bebé. Más tarde, el cansancio surge porque el cuerpo trabaja las 24 horas y hay un peso extra que transportar, lo que hace que el corazón, los pulmones y los músculos trabajen más.
Para sobrellevar todos estos cambios, te recomendamos:
- No estar mucho de pie, mejor sentada.
- Si puedes estar acostada, mejor. Idealmente con los pies en alto cuando te sientes (por ejemplo, en la oficina puedes invertir un papelero o una caja debajo de tu escritorio para apoyar los pies).
- Apoya la cabeza sobre el escritorio a la hora de comer o cierra los ojos en el autobús de vuelta a casa.
- Duerme lo más posible.
- En casa, planea momentos específicos de descanso y no dejes que nada te interrumpa. Puede ser una siesta o al anochecer.
- Quédate en cama los fines de semana o acuéstate temprano al menos 3 días a la semana.
- Procura desconectarte, como ver televisión o leer. Descansa y escucha música relajante para el bebé. Prueba distintas posturas para descansar, a fin de encontrar un alivio más rápido. Puedes ser en el suelo sobre algunos cojines, con los pies apoyados en una cama, un sofá o una silla con las rodillas en ángulo recto o adopta la posición de recuperación en primeros auxilios (con almohadones bajo las rodillas y la parte superior del cuerpo).
- Usa la técnica de relajación que puedas. Mínimo 30 minutos diarios. Será muy bueno si aprendes a relajar los músculos en pocos segundos. Puedes aprender en libros y videos. Lo ideal es que practiques esos ejercicios con tu pareja. Aprender a relajarse es una parte esencial de la mayoría de las técnicas de control natural de dolor durante el parto.
Cualquier duda por favor consulta con tu médico.